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Zorros a guardar gallinas

Hay ocasiones en que la indignación  me inunda.  En esos momentos lo único que puedo hacer es escribir y lanzar mi grito en una botella al ciberespacio estelar. Y es que hace unos días leía que “besar, tocar las nalgas o rozar el cuerpo sin el consentimiento de la empleada» era desestimado por un juez como acoso sexual. Podía ser un delito más grave, como abuso sexual, pero como no era acoso… pues no podemos condenar al agresor. Hoy vuelvo a leer otra noticia aberrante: absuelto un agresor porque las  pruebas que lo atestiguaban habían sido obtenidas sin “consentimiento del procesado, violando su derecho a la intimidad” (El País, 21-10-2012, Cataluña, pagina 3). Oiga, ¿me permite que le grabe mientras me mata? Es que el juez me exige que le pida permiso porque si no estoy violando su derecho a la intimidad para matarme. ¡Tiene huevos la cosa! Pero no se espanten, que hace un año un hombre fue dos veces absuelto por maltrato porque la víctima no podía testificar… porque ya había sido asesinada por el acusado un año antes. Pueden leerlo en El País del 3-03-2011. Y otro fue absuelto el 23 de mayo de 2012 en Córdoba tras ser acusado de prender fuego a su mujer (que murió a consecuencia de las quemaduras seis días después) porque el tribunal aplicó el beneficio de la duda.

Sentencias irracionales, brutales, kafkianas, fuera de toda lógica humana que me hacen dudar de la cordura de  los que tienen que administrar la justicia. Pero ¿de verdad creen los jueces que hay que pedirle al agresor permiso para obtener la prueba de la agresión?  ¿De verdad de verdad se puede reprochar a la víctima que no se presente a un juicio…. cuando ha sido asesinada por  la persona a la que se está juzgando? ¿Tan irracional y absurda puede llegar a ser la justicia? Si un agresor comete un delito de rango superior por el que se le ha denunciado, ¿no pueden los jueces rectificar el delito y juzgar al agresor por el delito efectivamente cometido? ¿No está la justicia para perseguir el delito?  Si hay que proteger el derecho a la intimidad de un agresor para agredirme ¿qué derecho se está protegiendo? ¿El de la víctima a defenderse o el del agresor a agredirla?  ¿Es esta la justicia que tiene que defendernos? He leído sentencias delirantes, pero nunca como las que se dictan cuando se juzgan asuntos de violencia contra las mujeres. La actitud de la justicia en estos casos también es violencia de género. Más nos valdría poner zorros a guardar gallinas.

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