Skip to content
Home » Blog » Las incongruencias de un «éxodo trans» inexistente

Las incongruencias de un «éxodo trans» inexistente

(Texto enviado a la directora de El País, Pepa Bueno, que ha declinado publicarlo, firmado por 143 mujeres feministas)

Leemos con estupefacción y con no poca preocupación el largo texto de dos páginas que El País del domingo 3 de diciembre de 2023 dedica al “fenómeno trans”, bajo el título “Éxodo trans ante la intolerancia”. No solo la palabra “éxodo” es una hipérbole gratuita, sino que es una ofensa para todas las personas que en algún momento de la historia tuvieron que abandonar masivamente sus hogares buscando refugio en otros territorios, perseguidas, amenazadas de muerte, masacradas y abandonadas a su suerte.

El texto dice que se ha basado en “una decena de fuentes médicas”, sin embargo, esas fuentes se reducen a ocho, entre las cuales dos testimonios (Debi Jackson y Becky Hormuth, dos madres de adolescentes que se consideran trans) ocupan casi la mitad del texto. Dos madres que sirven para “justificar” la utilización de ese “éxodo” a todas luces exagerado con el que se pretende impresionar a la audiencia. El resto de las fuentes son la Clínica o “Centro de salud” Planned Parenthood que, según cita literal, “se ha preparado para recibir a tantos pacientes como sea posible”, es decir, que se está lucrando con las inexistentes infancias trans; el Dr. Bhavik Kumar, médico especializado en atender a personas autopercibidas como trans así como las Organizaciones ACLU, de defensa de los derechos civiles y Catrhyn Oakley de Human Rights Campaign (HRC). Se cita, además, a la Asociación Médica Estadounidense y a la Academia Estadounidense de Pediatría ambas, según el texto, opuestas a la prohibición de “atención de género para los menores, siempre que se dispense de manera adecuada y con supervisión psicológica”, matiz al que el autor del texto no da ningún relieve.

En definitiva, fuentes propiamente dichas son cuatro: dos asociaciones de defensa de derechos civiles y del Colectivo LGTBI (ACLU y la HRC, que denomina “orificio delantero” a la vagina, por cierto) y dos médicos de clínicas interesadas que además afirman que los efectos de los tratamientos hormonales y los bloqueadores de la pubertad son reversibles. El resto son meros testimonios de dos madres preocupadas por su descendencia, que aparecen en sendos retratos, junto a una gran foto de una supuesta protesta en el Capitolio de Jefferson City (Misuri). Para dar más apariencia de seriedad y rigor a esta doble página se incluye un gráfico de USA con el número de Estados que han aprobado leyes contra tratamientos de género para menores. Esta larga apología pro-trans, presentada como si fuese un informe exhaustivo, no incluye ni una mínima referencia a las cada vez más personas que se arrepienten de haber transicionado, pues la transición es una ficción que no resulta ni fácil, ni glamurosa ni tan satisfactoria como se pretende. Como si no existieran.

El objetivo del texto parece doble: primero combatir las cada vez más evidencias científicas y médicas que demuestran que los tratamientos hormonales y los bloqueadores de la pubertad no son reversibles, y que causan numerosos problemas a los y las adolescentes. Estudios como el Informe de la Dra. Hilary Cass, que destapó el escándalo de la Clínica Tavistok en Londres, ya alertaba de que “la investigación sobre el impacto a corto, medio o largo plazo de los bloqueadores de la pubertad en el desarrollo neurocognitivo ha sido muy limitada”. El Dr. David Bell, exdirector de la misma Clínica Tavistok y Portman, y Expresidente de la Sociedad Británica de Psicoanálisis fue uno de los primeros en advertir sobre la nocividad de los tratamientos afirmativos; la Society for Evidence Gender Based Medicine (SEGM) de alcance internacional hace tiempo que alerta sobre la falta de estudios rigurosos sobre este tema.

Países como Suecia, Finlandia, Dinamarca, Reino Unido o Francia están dando marcha atrás en los tratamientos de transición en menores al reconocer que no existe suficiente evidencia empírica sobre los efectos de los medicamentos que se utilizan. El texto de El País pasa de puntillas sobre este tema y entre paréntesis dice que en algunos países europeos como Reino Unido están desaconsejados, sin dar tampoco más detalles.

Un segundo objetivo del texto parece ser equiparar la oposición que cada vez desde más frentes se está haciendo a estos tratamientos con la derecha o ultraderecha para deslegitimar estas críticas y propiciar que el lector se decante acríticamente en favor de estas prácticas para no ser tildados de “ultras” ni aparecer como indiferentes ante el sufrimiento de las personas consideradas trans. Es decir, el texto insiste en el chantaje emocional apelando a la vulnerabilidad de este pretendido colectivo, en riesgo permanente de suicidio si no se le facilita la transición al sexo deseado, aunque este riesgo ni desaparece ni se mitiga, ya que la deseada transición solo es un espejismo que nunca se hace realidad. El texto confunde interesadamente además sexo y género, y apela al “género de nacimiento” para dar más solidez a la idea de que el género es innato y no aprendido.

Hace años que muchas feministas, entre las que se encuentran las abajo firmantes, estamos reflexionando sobre este tema, aportando argumentos, proporcionando datos, análisis y estudios que recogen la situación en España y a nivel internacional: los informes de Confluencia Movimiento Feminista, las aportaciones de la Women Declaration International, los trabajos de Docentes Feministas por la Coeducación –Dofemco–,el Informe Trànsit de Feministes de Catalunya, la acción divulgativa de ContraBorrado y de la Asociación AMANDA  más la participación que la mayoría de las abajo firmantes tuvimos contra el recorte de la Ley del Aborto que pretendió Ruiz Gallardón en 2014 y nuestra trayectoria como feministas nos avalan para denunciar y responder a las tergiversaciones que el texto “Exodo trans ante la intolerancia” contiene.

Se nos escapan las razones por las que un diario como El País, considerado un referente del periodismo, da cabida a un texto tan sesgado, tan carente de solidez y rigor, salvo que torticeramente se quiera presentar como reaccionarias las críticas que el feminismo plantea ante los tratamientos hormonales a infancia y adolescencia. Nada más lejos de la realidad: las feministas defendemos el derecho de las criaturas a no ser mutiladas ni hormonadas para adaptarse a los estereotipos de género impuestos por la sociedad. Y lo único que queremos es que se las deje crecer en libertad.

Firmado:

  1. Juana Gallego 2. Silvia Carrasco 3. Laura Freixas 4. Ana de Miguel 5. Patricia Sornosa 6. Amparo Domingo 7.Pilar Aguilar 8. Amparo Mañés 9. Nuria S. Coronado 10. Laura Favaro 11. Ana Hidalgo 12. Carmen Freixa  13. Angela Escribano, 14. Fátima Arranz, 15. Nuria M. Salagre 16. Vicenta Monge, 17. Patricia Huerto 18. Helena Massó, 19. Nuria Orive 20. Ana Vicente 21. Susana Bastarrica 22. Nines Romero Díaz 23. Pilar Parreño Villalba 24. Henar Sastre Domingo 25. Carmen García Albero 26. Rosa Soriano  27.Rocío León 28. Toñi Artacho Tellado 29. Ester Pazó Moldes 30. Anselmo Hernández 31. Ana Ferrer 32. Joaquina Fernández  33. María Cumplido 34. Ana Rosa Jurado 35. Rebeca Falcó 36. Tania Díaz, 37. Alicia Pons Muñoz 38. Inma Ruiz 39. Teresa Vado 40. Ángeles Castellanos 41. María Jesús Martín 42. Regina Laguna 43. Alicia López Daza 44. Rosa María Capo 45. Anabel Díaz Monteuil 46. Alejandra Prieto 47. Patricia Illa 48. Arrate Núñez 49. Amalia Alba 50. Amparo Prieto 51. Julia Aparisi 52. Ana 53. Puri Lietor 54. María Iborra Asensio 55. Yesenia Pumarada 56. Azucena Cristóbal 57. María Dolores Fernández Bosch 58. Lola Heredia Raffaeli 59. Inma Cerezo 60. Cristina Lozano 61. Alicia Boluda 62. Carmen Luengo 63. Maricruz Garrido 64. Nuria García 65. Miren de la Torre 66. Silvia Aguilera 67. Cinta Conde 68. Patricia Caro 69. Julia Rípodas, 70. Irene Ortega 71. María Loureiro 72. Virginia Gómez 73. Sandra López 74. Teresa Blat 75. Julia Sevilla 76. Erika Bastide 77. Elisa Iniesta Pérez de Gracia 78. Consuelo Abril González 79. Elena Ramos Caballero 80. Celia Caballero Jurado 81. Carmen Pérez Martínez 82. María del Prado Caballero Jurado 83. Irene Sánchez Caballero 84. Clara Sánchez Caballero 85. María José Garre Aparicio 86. Ángeles Cremades Navarro 87. María 88. Isabel Rodes Gisbert  89. Guillermina Revuelta Revuelta  90. Mercedes Reyna González 91.Marta Labrador Sarmentero, 92. Isabel Coello Cremades  93. Belén Sanz Barbero 94. Pilar Albarsanz 95. Chelo Sanchís Ridaura 96. Rafaela Pastor Martínez 97. Juan Carlos Pastor Martínez, 98. Josefa Pastor Martínez 99. Maria Viu 100. Inmaculada Guillén Salvador 101. Monserrat Varela Navarro 102. Angustias Bertomeu Martínez 102. Pepa Climent 103. Fina Miñana 104. Mentxu Fernández García 105.Pilar Gil Cabedo 106.Maria José Villegas Lozano 107. Tatiana Peña 108. Rosa Ana Valero Muñoz 109. Pilar Piera Tarazona 110. Maria José Clari Gil 111. Carmen Aznar 112. Teresa Pérez López 113. Teresa Nieto Cobos. 114. Christine Nicoulaud 115. Silvia Ferri 116. Pilar Guitart Pastor 117. Carmen Sanz Murciano 118. Carmen Gil Llorens 119. Yolanda Mesquida Mas 120. Elena Esteve Santos 121.Pepi Durán García 122. Isabel Garrido 123. Celsa Benito  124. Laia Pardo. 125. Mari Carmen Barceiro 126. Pilar Blanco. 127. Emilia Caballero Alvarez 128. Ana Montesinos. 129. Candela Lluna. 130.Matilde Sanz 131. Helena Moreno 132. Sara Yousfi 133.Julia Ramos 134.Belén Ballesteros 135. Rosa Soriano 136. María Pérez López 137. Esperanza López Hernández 138. Eva Alcón 139. Eva Martín Gálvez 140. Myriam Fuentes Martín 141. Raquel López 142. Maden Castillo 143. Carola López Moya.

3 thoughts on “Las incongruencias de un «éxodo trans» inexistente”

  1. Sergio Campos Rodríguez

    Lamento la reacción impropia de El País, abundando en la política de cancelación que tan extendido está en este y otros muchos temas.
    Hoy mismo he leído / escuchado en «X» un hilo con el extracto de la exposición de Isabel I.C. de @Amanda_DGIR en la Comisión de la Asamblea de Madrid. Sencillamente formidable.
    Llevo tiempo siguiendo estos temas y he visto imágenes y testimonios terribles que han corroborado la idea, que ya desde el principio tenía sobre el grave error que la respuesta política (Ley Trans) y social estaba dando a una realidad minoritaria como la problemática trans.
    Se ha pretendido dar una solución a dicho problema y realidad con una fórmula que además de no dar solución ha generado muchos más problemas, incluso más graves si cabe.
    Con todo, y pfv entenderme, pienso que en aras a que esta lucha, tenga éxito y se deshaga el gravísimo error cometido con este enfoque afirmativo que sostiene e impone la Ley, no se debería seguir incidiendo en lo que considero el error de que para poner de manifiesto una realidad sea a costa de negar otra.
    Primero se ha hecho desde el transactivismo y hacerlo ahora en sentido inverso por aquellos que luchamos por deshacer este grave error, negando para ello la realidad de unas personas que efectivamente se encuentran en esa encrucijada, que las hay, aunque no sean todas las que se dice que hay, no veo que sea lo mejor.
    ¿Por qué digo esto?, porque en el texto aparece alguna apostilla que para ojos no suficientemente próximos a estas posiciones podrían parecer negacionistas de la realidad de personas trans, como «..Esta larga apología pro-trans…». Quizás sustituir «pro-trans» por «pro-transactivismo» podría matizarlo.
    Quizás el problema esté en el uso del término «trans». La realidad a la que me refiero no habría que negar y tratar con cuidado, es la de aquellas personas que efectivamente no se identifican con su sexo sin que, por ello, tengan que ser diagnosticadas con una patología psicológica como la disforia de género, que podría explicar unos casos, máxime ahora con la DGIR, pero pienso que no todos y que hay casos con base biológica.
    Otra cuestión son aquellas personas que ya se han sometido a tratamientos de «transición» con terapias hormonales e incluso quirúrgicas, que claro, con mayor rigor semántico se las denomina trans.
    Coincido plenamente, en que el «tratamiento» para este pequeño colectivo de personas no consiste en inducirlas una transición fisiológica que supone una ficción y no una fórmula mágica. Consiste en que acepten y normalicen su condición y lo más importante que la sociedad igualmente lo acepte y normalice, sin que para ello tengan que sufrir estigmatizaciones o verse obligadas a unas transformaciones fisiológicas que tienen serias consecuencias.
    En cualquier caso creo que el término «apología pro-trans» no es el más adecuado, y aunque estoy seguro que terminaríamos coincidiendo en la base de ello, creo que no hace nada bien al objetivo, no sólo el término, sino lo más importante, el espíritu de confrontación y negación de realidades que subyace.
    Por favor, tomármelo como una pequeña crítica constructiva, nada más. Toda mi admiración y apoyo al coraje y lucha que se mantiene desde los colectivos feministas en una causa, que no debe ser exclusiva de las mujeres porque es un problema de la sociedad entera de madres y padres porque afecta a nuestros/as jóvenes, nuestras hijas e hijos.
    Un fuerte abrazo

  2. Covadonga Lastra Muela

    Bravo, compañeras. Esto lo vamos a parar, ya sea más pronto o más tarde, lo vamos a parar entre todas. Sólo el feminismo nos salvará.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.