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Cambiar la naturaleza humana a golpe de formulario

Veo el formulario de inscripción a una Guarderia de Lleida y entre los datos que se piden aparece: Niño, Niña, No Binario. De entrada me quedo estupefacta, incrédula, ojiplática. Pienso, no es posible que la Administración -cualquiera que ella sea- esté aceptando que la naturaleza humana haya cambiado y ahora una criatura de preescolar pueda ser considerada como “No binaria”.  ¿Cómo es posible que la Administración pueda aplicar esta disparatada forma de clasificación? ¿En qué se basan?  ¿Han consignado no-binaria porque les ha parecido exagerado añadir “trans”? ¿Por qué no añadir cross-dresser, travesti, agénero o cualquiera de los otros dislates que están proliferando por doquier?  ¿Es consciente la Administración de estar alterando de manera totalmente arbitraria el sistema de clasificación por sexos por una entelequia acientífica y retrógrada?

¿Qué cualidades, condiciones, características humanas tiene una criatura para que pueda ser catalogada como No binaria desde antes de empezar el colegio? Ninguna, porque no existe una naturaleza humana “no binaria”.  Por ignorancia, por prurito innovador, porque no tienen ni idea de cómo frenar los avances imparables del transactivismo, por cobardía o simplemente para dar cumplida cuenta de las instrucciones de la Generalitat – ocurre también en otras CCAA – de que hay que ser “transinclusivos” a toda costa, la verdad es que los despropósitos que se están viendo en las diferentes administraciones dan pavor.

Se toman decisiones inverosímiles sin haber hecho una reflexión a fondo, sin ningún debate social, sin estudios rigurosos que avalen esas denominaciones, sin pensar en las consecuencias que para el conocimiento de la realidad social tiene confundir a lo loco el sexo biológico con los estereotipos de género y toda la batería de “identidades sentidas” que algunos atribuyen a criaturas incluso antes de que sepan hablar.

¿Cómo hemos llegado hasta este delirio que está devorando a la sociedad a una velocidad de vértigo? ¿Qué estudios científicos, acuerdos académicos, descubrimientos irrefutables se han llevado a cabo para que se esté aceptando una profusión de “identidades” a cuál más disparatada?

Pues empecemos por Butler, con la teoría que nadie entiende del sexo como una construcción social, a la que santificaron todas las Universidades del mundo mundial. Y sólo es una teoría, eh, que no inventó la ley de la gravedad. Sigamos con los 29 expertos que establecieron el concepto de “identidad de género” en los Principios de Yogyakarta (2006) sin citar el menor estudio o referencia científica, solo “porque yo lo valgo”, y que tuvieron además la astucia de vincularlo a la orientación sexual como derecho humano, lo que hacía más fácil su aceptación y más difícil su cuestionamiento. Continuemos con las fundaciones americanas que inyectaron millones de dólares en promover la causa transactivista, como la Gilead Sciences, Arkus Foundation, Gill Foundation, Open Society y Ford Foundation, entre otras, que dieron 209 millones de dólares solo en 2018 (Tracking Reports LGTBQ). Y acabemos con la ONU-Mujeres, que ahora se dedica a bendecir las identidades como derechos humanos y a establecer convenios con compañías como Bayer, Google, Microsoft, Vodafone, Ogilvy, L’Óreal, H&M, entre otras muchas. Visiten por curiosidad su página web  (UN-Stereotype Alliance) para que vean que no me lo invento.

y verán todas las multinacionales que se han adherido a la campaña, por algo será.

Y a partir de aquí, todas las organizaciones, partidos, entidades, Colegios Profesionales, sindicatos, agrupaciones e incluso Asociaciones de Vecinos, todos se han unido a ese balido de la industria fármaco-biotecnológica para que nadie pueda discrepar de este experimento de ingeniería social nunca antes visto, sin ser acusado de transexcluyente.  

Stonewall, una entidad británica se empeña en propagar que las criaturas de 2 años “no conformes con su género” son trans; Rachel Levine, de la Subcecretaria de Salud de Biden considera empoderantes los tratamientos afirmativos de cambio de sexo para criaturas y adolescentes; entre nosotros no faltan grandes telepredicadores de la buena nueva, como @IreneMontero, @taniaverge Consellera de Igualtat i Feminismes, @Victorg91, Secretario LGTBI del Psoe, @ManoloRosadoC, del Psoe Andalucía y una pléyade de políticos y politicastros y otros tantos propagadores/as de esta transpandemia que se han volcado en cuerpo y alma en promover la buena nueva sin haber dedicado ni cinco minutos a pensar lo que están instigando. A ellos se han unido con un silencio clamoroso los medios de comunicación, los serios y los menos serios, promoviendo día sí día también lo glamoroso que es ser trans, no bi-nario y otras etiquetas absurdas que no tienen la menor solidez científica pero que les deben reportar grandes beneficios.

Y las administraciones, que no tienen ni idea de lo que están haciendo, copian repiten, clasifican dando palos de ciego, proponen en sus formularios lo primero que se les viene a la cabeza para que nadie les acuse de transfobia. Porque hoy día no hay mayor herejía que defender la verdad. Y las feministas vamos a seguir diciéndola contra viento y marea, pese a quien pese y por mucho hostigamiento y desprestigio que estemos recibiendo.

Las mujeres que abrieron camino se lo merecen. Olympe de Gouges pagó con su vida su osadía. Esperemos que las feministas de hoy no tengamos que llegar a tanto

4 thoughts on “Cambiar la naturaleza humana a golpe de formulario”

    1. Muchas gracias, a ti, Sol, por leerme. Siempre es gratificante saber que hay personas detrás de las pantellas a las que les interesa lo que una pueda decir. Muchas gracias. Seguimos dando la batalla. Un abrazo.

  1. Muy clarificador análisis.
    Este dogma queer es como una religion. Es una cuestión de fe y por lo tanto nada hay que debatir ni rebatir.

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