De insatisfacciones provocadas sabemos mucho las mujeres. Es un camino largo que requiere de un trabajo constante de persuasión en el que se ven involucrados muchos actores. El mayor éxito de este proceso fue convencer a la mitad de la humanidad de que era inferior a la otra mitad, favoreciendo la creación de lo que hemos llamado el sistema patriarcal, aunque en este caso no sólo se ha recurrido a la persuasión, sino a la coacción y a la violencia hasta naturalizar la injusticia. Pero eso es harina de otro costal.
El brazo ejecutor de atizar las insatisfacciones ha sido con frecuencia la publicidad, pero el verdadero origen es la creación de una ideología que empieza a extenderse sutilmente auspiciada por intereses económicos en connivencia con los políticos. Así, la industria de la belleza y la moda se ha sostenido incentivando la insatisfacción de las mujeres con sus cuerpos, pero antes de ello hubo una labor de persuasión para convencer a la sociedad de que a ellas se las valoraría por su apariencia.
Parte del proceso de persuasión consiste en hacer ver que hay imperfecciones corporales que se pueden y deben mejorar para evitar la sanción social. Los primeros anuncios publicitarios de cremas depilatorias de 1930 pusieron el acento en que las mujeres que no se depilaban eran descuidadas e indecentes, y que ver el vello en las axilas femeninas horrorizaba a los hombres. De ahí, naturalmente se extendió el pánico a tener pelo en cualquier lugar del cuerpo que no fuese la cabeza. A las mujeres nos ha ocurrido que a más derechos conquistados, menos pelo. Y no me hagan decir dónde.
Primero se crea la insatisfacción, y luego aparecen milagrosamente las soluciones. Ahora le toca el turno a provocar la insatisfacción con el sexo biológico con el que se nació para crear un ingente ejército de insatisfechos que creen vivir en un cuerpo que no les corresponde. Pongamos en circulación que el sexo biológico es un constructo, que no existe, que se puede elegir, que lo podemos cambiar, que es un derecho humano inalienable. Empecemos la correa de transmisión: elaboremos una teoría, cuanto más extravagante mejor, que seduzca a los intelectuales, empecemos a difundirla en libros, publicaciones, congresos, seminarios. Las instituciones y organismos comprarán el discurso porque lo ha elaborado gente muy sabia, con palabras muy rimbombantes, con mucha bibliografía detrás. Difundamos urbi et orbi que hay un cambio de paradigma, que suena genial.
Los partidos políticos, deseosos de captar adeptos incluirán sus propuestas en sus programas electorales; utilicemos la nueva jerga, adulemos los oídos de nuestros feligreses. Inundemos las páginas de los diarios, las pantallas de televisión, los seriales y los videoclips con la buena nueva. Publicitemos caras de famosos que se apuntan al carro por dinero o por celebridad. Sigamos con personas desconocidas, a ser posible jóvenes en formación que han experimentado el cambio con cara de inmensa felicidad.
Ya hemos creado el problema. Ahora toca ofrecer la solución. Y ahí, a la que salta, está la industria farmacéutica, la cirugía plástica, la investigación biotecnológica, el largo brazo del interés económico siempre dispuesto a encontrar incautos a los que desangrar. Ya solo falta que las masas enfervorecidas tilden a quien se oponga a tan beatíficos postulados de reaccionario, de nazi, de traidor. Y la guinda de todo es que la gente crea que no hay imposición social, sino que todo es producto de la libre elección.
Muy bueno, Juana, muy bueno.
Ahora solo falta que lo lean.
Un abrazo.
¿Qué tiene que decir la dirección de @publico_es, cuál es la razón para prescindir de esta periodista después de este artículo?
Soy suscriptora y necesito saber si hay censura a feministas en pro del lobby querer.
Sería decepcionante.
Un saludo
Compañera, si yo pudiera responder a eso lo haría, pero no tengo respuesta, Saludos.
Comparto absolutamente tus argumentos, y me preocupa la influencia de las redes sociales como forma de control sobre la infancia-adolescencia. Se les vende el supuesto «problema» y compran la «solución». La pregunta que no se va de mi cabeza es: ¿Qué puedo hacer para evitarlo?
Compañera, eso es más difícil, si yo tuviera la solución
Excel.lent reflexió Joana Gallego
Moltes gràcies per donar elements per afrontar aquesta disbauxia de canvi de sexe que per mi supera qualsevol raonament lógic.
Felicitats, una abraçada i un carinyós record
Moltes gràcies, Dolors, un plaer tornat a retrobar-te. Sí, son temps complicats…Una abnraçada.