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El Nuevo Estado de Desecho

Mi hijo, mi hija y yo encima de los restos de lo que fue mi mansión

Volvemos a ser pobres. En este país nos habíamos creído que éramos ricos, pero no, se ve que ha sido un largo sueño que al final se nos ha convertido en pesadilla. Yo, la verdad,  fui una niña pobre. Pobre de solemnidad, y no me enorgullezco de ello porque no fue mérito mío. Lo heredé de mis padres, que a su vez continuaron la tradición de mis abuelos de salir de la nada para llegar a lo menos. Fíjense si he sido pobre  que vi entrar en mi casa, sucesivamente, la luz, el agua, el W.C., la radio, la cocina de butano, la televisión, la nevera, el teléfono, el microondas, el lavavajillas y por supuesto internet y el móvil. Es decir, todo, incluido el dinero pues en mi infancia aún se practicaba el trueque. Y no lo digo por populismo ni por hacerme la interesante, qué más hubiera querido yo que tener un Rolls-Royce en la puerta de la chabola. Observen la foto que acompaña este post: mis hijos y yo en las ruinas de la casa donde viví hasta los 10 años, en la Andalucía profunda, donde aún no hay ni carreteras. Mis 4 hermanas, mi hermano, mis primos, sobrinos y demás parentela  son testigos vivos que pueden confirmarlo. Por eso estoy preparada para todo lo que venga. Y esas palabras de Rajoy diciendo que «no hay dinero para pagar los servicios públicos» me suenan a las que decía mi madre: no hay dinero para comer. Volveremos al cocido, a las papas fritas, a la casa sin puertas, sin cocina, sin baño y por supuesto sin televisión. Lo repito, somos pobres de solemnidad. Pero con una diferencia respecto a como lo era yo. Ahora somos pobres porque son muchos los que han metido la mano en la caja: algunos administradores de lo público, algunos señoritos, algunos políticos, algunos banqueros, algún noble. Y también porque hemos estirado más el brazo que la manga y nos han crecido los especuladores por doquier. Somos pobres porque unos han evadido capitales, otros no han pagado impuestos, otros han despilfarrado los recursos en edificios inútiles, en infraestructuras innecesarias, en caprichos de nuevo rico que no hacían ninguna falta. Somos pobres porque este país no tiene recursos energéticos y los que tiene -el sol – no los sabe aprovechar  salvo para el turismo. No hay industria, ni técnológica ni cultural, no hay investigación puntera, no se fomenta la creatividad… ¿de dónde coño vamos a sacar el dinero? Le doy cuatro ideas a Rajoy para salir de ésta: que instale un casino de Las Vegas en cada comunidad autónoma, que el Estado se haga cargo del tráfico de drogas, que legalice la prostitución y organice el tráfico de mujeres y niñas con fines de explotación sexual. He aquí los cuatro pilares del Nuevo Estado de Desecho.

5 thoughts on “El Nuevo Estado de Desecho”

  1. Qué bonita nuestra casa, y qué pena que ya se destruyó hace tantos años, porque si estuviera en pie, con esto de la crisis, aún podríamos vivir allí, pues si la cosa sigue asi, peor vamos a terminar. Un beso, me ha gustado veros en la casa.

  2. Qué arte contándolo Juanilla! Sabes de mi impacto y lo de acuerdo que estoy con el anàlisis de la situación. Un besote.

  3. Qué verdades más grandes has dicho; no lo podías haber descrito mejor. Qué mente mas maravillosa tienes. Un saludo.

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