Esa es la conclusión a la que llego en mi nuevo libro De reinas a ciudadanas. Medios de comunicación ¿motor o rémora para la igualdad? que acabo de publicar en la editorial Aresta. En este libro recojo casi todo lo que he pensado (que con las neuronas que me quedan creo que no es mucho) desde que publiqué Mujeres de papel. De Hola a Vogue, la prensa femenina en la actualidad. Era 1990 y yo era una joven aspirante a llevar una respetable vida académica. Aquel primer libro de ensayo, modestia aparte, es hoy día citado como una referencia ineludible para todas aquellas personas que quieran abordar el tema de la prensa para mujeres o, como yo le llamo, el discurso de lo privado. Han pasado veintitrés años, ya no soy tan joven, pero sí creo que soy un poco menos arrogante y un poco más sabia. En estas dos décadas he continuado reflexionando sobre el tema, y este último libro recoge casi todo lo que sé del tema.
Abordo el tratamiento que la prensa diaria otorga a las mujeres, que suele ser insuficiente, estereotipado, asimétrico respecto a los hombres, cursi y en no pocas ocasiones, discriminatorio y peyorativo. A título de ejemplo, ¿como olvidar un titular tan ofensivo como «La final de las arrugas» para hablar de un partido de tenis protagonizado por dos mujeres tenistas que no pasaban de los 30 años? Ese es solo un ejemplo entre multitud de reinas repetitivas y machaconas, de sirenas de agua dulce, de viudas negras amenazadoras, de damas de hierro impacables, de niñas caprichosas, de mujeres volubles y manirrotas, de chicas exuberantes…
La otra cara de la información diaria está representada por las revistas para mujeres, a las que yo creo que hay que dejar de llamar femeninas para denominarlas «de estilo de vida». Estas publicaciones elevan hasta el delirio el culto al cuerpo, el consumismo más desorbitado, la idea de que el paso del tiempo está en nuestras manos y nuestra apariencia en las de la cirugía plástica, que se presenta como la panacea al menor defecto. Esta idea, además, se vende como inocua. Cada cual puede modelar su cuerpo a voluntad. Como si entrar en el quirófano fuese ir de fin de semana a un Spa.
Hablo también de la radio, ese medio tradicionalmente querido por las mujeres pero que últimamente las ha traicionado, un poco, y también de la televisión, el centro de la mayoría de los hogares. Finalizo con un recorrrido histórico por los orígenes de la publicidad desde 1930 hasta la actualidad, y cómo se ha fabricado la idea machacona y repetitiva de que las mujeres han de basar su autoestima en ser jóvenes y bellas.
He puesto todo mi cariño en este libro y espero que pueda ser útil a las mujeres, a lo hombres y a la sociedad en general.