Sí, la Real Academia Española de la Lengua homenajea sus 300 años de existencia como sabe hacerlo…. con un anuncio tan rancio y zafio como la misma Institución que lo patrocina. ¿Qué se puede esperar de esta entidad que vetó la entrada de Gertrudis Gómez de Avellaneda en 1854, que no aceptó a María Moliner en 1972 y que después de 300 años de existencia solo Carmen Conde pudo entrar ¡en 1978! y todavía en 2013 cuenta con siete mujeres entre sus 43 miembros? Pero es que, además, en la Academia por lo visto aún tienen numeradas las perchas para el sombrero y el abrigo cuyos numerarios van corriendo conforme van desapareciendo, y se hablan de Usted y casi se hacen reverencias cuando se encuentran.
Más que sexista, el anuncio es antiguo, anacrónico, feo e insípido. Si al menos tuviera sentido del humor. Pero no. La situación descrita tiene lugar en la cocina, con una madre “incurta” y casi analfabeta que equivoca las palabras. La queja es, como siempre, por la limpieza, que le toca a ella… antes de que llegue EL PADRE, por lo visto la gran autoridad de la casa, la gran amenaza para el niño díscolo.
Y gracias a esa Academia retrógrada, que aún mantiene entre sus definiciones que un “huérfano” es “una persona de menor edad, a quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre” (RAE), esa mujer joven obsesionada por la limpieza, anclada en el siglo XIX, como si en España no hubiera pasado el tiempo, como si las mujeres no estudiasen, ni fuesen capaz de hablar con corrección, gracias como digo al Diccionario de la Real Academia, y recurriendo al viejo tópico de “limpia, fija y da esplendor” la vemos hablar más que con corrección con petulancia.
¡Que Dios nos coja confesados si de tan vetusta institución tenemos que esperar un poco de modernidad en el uso de la lengua! Pues casi que prefiero a la mujer de la primera parte del anuncio, con sus florescientes y sus ¡pero niño! antes que a la redicha y remilgada que aparece en la segunda. Que la Real Academia no haya encontrado mejor parecido para su diccionario que un paquete de polvos de lavar dice mucho de sus ilustres miembros. ¿Habrán dicho algo las siete miembras al ver el spot? ¿O las tienen entretenidas en la cocina? ¡Manda güevos!