A los tropecientos “feminismos” que dicen que existen se acaba de unir una nueva modalidad: el feminismo machista; la acuñación no es mía, sino de Najat el Hachmi, con quien coincidí hace unos días en una jornada, y me ha sugerido el tema para esta columna.
El feminismo machista, dirán muchas, es un puro oxímoron, una contradicción en los términos, una incongruencia, una incoherencia total; pero qué quieren que les diga, actualmente la gente ha desistido de aplicar la lógica y la racionalidad, por lo que se puede sostener cualquier disparate, desde que la tierra es plana hasta que un hombre se pueda autodefinir como mujer lesbiana.
El feminismo machista es el que reivindican muchas mujeres pero que favorece a los hombres. Por ejemplo, defienden la prostitución, cuando es más que evidente que es una institución que satisface el deseo masculino. O aprueban los “vientres de alquiler”, otra práctica que beneficia, sobre todo, a hombres que desean reproducir sus genes, no sea que el planeta pierda la huella de tan preciado ejemplar.
El feminismo machista es el tiene como objetivo cuidar. Cuidar está muy bien, y es algo que todas las personas deberíamos hacer, pero echar sobre las espaldas de las mujeres el cuidado de casa, hijos, maridos, amantes, padres, suegros, lugar de trabajo, entorno, medio ambiente, universo y más allá resulta agotador. ¡Cuántas mujeres no están exhaustas de tanto cuidar!
El feminismo machista es el que confunde a las feministas que protestan en la calle con la basura, en un remedo tragicómico del caballero de la triste figura. Nuestro hidalgo actual, a lomos de su rocín adaptado, ve pasar ante sus ojos atónitos una larga riada de mujeres que cree son detritus, por lo que no puede evitar que le dé náuseas. No sabemos si su sanchopanza estaba cerca para limpiarle el vómito o lo había abandonado por no darle de alta en la seguridad social.
El feminismo machista es el que enarbolan algunas mujeres que llegan a la cúspide del poder, sea político, económico o mediático, que se autodenominan feministas pero que luego, en el ejercicio profesional pueden silenciar, como ocurrió el día 24 en El País, una manifestación de 5.000 mujeres, mientras dedican una página entera a la expansión del oso panda en China. Seguro que el oso panda es un animal fundamental para la conservación del medio ambiente, pero yo creo que al “hermano oso” no le hubiera importado compartir la página con sus hermanas humanas mientras desfilaban por Madrid reclamando derechos que, como él, están en peligro de extinción. Otros medios ni oso panda ni nada, el silencio absoluto o una nota de agencia para cumplir.
El feminismo machista es el que prioriza los deseos del colectivo más vulnerable, más humillado, más marginado, más despreciado de todos los tiempos, pero que logra que Oxfam retire el juego infantil Wonder Woman porque “no respeta a la gente de todos los géneros”. Las feministas no pedimos que se retiren de los currículos académicos todos los libros de filosofía, pensamiento, historia, arte etc. que han excluido a las mujeres, pese a ser la mitad de la humanidad y no una minoría social.
En definitiva, el feminismo machista es el machismo de toda la vida que, disfrazado de transgresión y diversidad, tiene por objetivo paralizar el avance de las mujeres, dificultar su organización, impedir que se siga expandiendo y desactivar la capacidad emancipadora del feminismo real, aquel que borboteaba en Madrid el sábado día 23 y que algunos y algunas miserables quieren equiparar con el odio y la suciedad.
Excelente artículo. Juana no decepciona nunca.
Otra expresión del feminismo machista es el que ejercen mujeres contra mujeres, en el ámbito académico y político, cuando bloquean, o desdibujªn el éxito de otras mujeres. Y lo hacen aliándose con hombres misóginos que no soportan los avances de las mujeres.
Extraordinaria síntesis de la terrible experiencia que vivimos las mujeres feministas, no sólo de las agresiones diarias de los machos cabrios sino también de nuestras compañeras mujeres que se han subido al carro. Machista que denominan progresista y respetuoso de los deseos de Diversidad Sexual.