¿Veis? parece que lo que escribimos en un blog no tiene trascendencia pero el Gobierno me ha hecho caso. Si leeis la columna que escribí (aquí) titulada El nuevo estado de desecho vereis que le daba a Rajoy algunas ideas para salir de la crisis. Pues bien, Hacienda me va a hacer caso y a partir del año que viene -según dicen siguiendo una directiva europea – van a incluir en el Producto Interior Bruto del país el beneficio que produce el tráfico de drogas y la prostitución. Es decir, va a formar parte de nuestra riqueza bruta los ingresos de dos actividades no legales. De momento el tráfico de armas no entra, pero todo se andará. En cambio, por ejemplo, no forma parte del PIB el valor del trabajo doméstico y la dedicación a personas mayores y dependientes, así como todos los cuidados gratuitos que proporcionan fundamentalmente las mujeres a sus familias y que, de tenerlas que externalizar, como ahora se dice, valdrían una pasta gansa.
Esta incorporación no deja de ser un reconocimiento y una aceptación de estas actividades. Y la pregunta lógica que surge es si estas prácticas alegales crean riqueza ¿por qué no se legalizan primero, y se incorporan a la contabilidad pública, después? Pues no. Las prácticas podrán seguir en el limbo legal, pero sus ingresos ser contemplados como creadores de riqueza…. lo cual no deja de ser una incoherencia y una hipocresía considerable.
Tanta diligencia a la hora de incorporar al PIB el resultado de algunas actividades alegales, o directamente ilegales como el tráfico de droga, contrasta con la renuencia mostrada durante años para incorporar al Producto Interior Bruto la riqueza que aporta el trabajo doméstico, por ejemplo, que mayoritariamente todavía sigue siendo realizado por mujeres y de forma gratuita. Algunos estudios han calculado que el trabajo doméstico y de cuidados por hogar equivale a unos 24.000 euros anuales, lo que representaría de entre un 20 a un 30% del PIB de un país, según cálculos de algunos organismos internacionales. Pues bien, una magnitud económica tan visible y tan necesaria -y tan fácil de contabilizar- aún es hora que entre en la economía oficial, ya que son actividades no remuneradas. En cambio, la compra de sexo o de droga, como se compra y se vende…pues a considerarlas generadoras de riqueza… Hay que joderse.