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Oye, matria, mi aflicción

Yo soy de aquellas que cuando oyen la palabra patria o patriotismo les sale urticaria. Patria, patriota, patriarca, patriarcado, pater, … Ni siquiera me gusta cuando le antecede el femenino madre, qué le vamos a hacer… Por eso, más que una nueva patria a mi me gustaría que se construyera una nueva matria. ¿Y cómo sería esa nueva matria?  Un lugar lo más grande posible en extensión, que uniera, más que separara; un territorio libre de violencia donde fuese posible convivir en paz; donde hombres y mujeres tuvieran los mismos derechos, las mismas oportunidades, la posibilidad de construir sus propios proyectos de vida. Un lugar donde los hombres no tuvieran que recurrir al sexo de pago para satisfacer sus necesidades erótico-afectivas, ni las mujeres alquilar sus cuerpos por horas, días, semanas, meses o años. Un espacio donde las personas no pudieran ser vendidas ni compradas, ni alquiladas para satisfacer los deseos de otros.

Un territorio donde fuese posible elegir la lengua o lenguas de aprendizaje, y aprender el máximo posible de ellas. Donde las personas pudieran expresar sus ideas sin miedo al rechazo ni a la exclusión, y manifestar sus creencias religiosas o culturales respetando las de los demás. Un lugar del que las personas se sintieran orgullosas no por el mero hecho de haber nacido en él, sino por ser modelo de convivencia, de tolerancia, por haber conseguido un nivel de vida digno para todos, por haber hecho desaparecer la desigualdad, por la calidad de sus servicios públicos.

Un lugar donde no hubiera codicia, y la gente viviera dignamaente de su trabajo, sin meterse en berenjenales demenciales ni corruptelas absurdas. Un lugar lo más extenso posible donde se respetara el medio ambiente, la flora y la fauna, donde no se consumiera más de lo necesario y dedicara parte de sus ingresos a la solidaridad con otros lugares menos favorecidos.

Si no es un lugar así, conmigo que no cuenten para crear nuevos espacios donde reproducir viejos esquemas o un nuevo reparto del poder. A mi no me engañan.

 

 

2 thoughts on “Oye, matria, mi aflicción”

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