Arias Cañete ha dicho en público lo que muchos no dicen pero piensan en privado, a saber: que las mujeres son inferiores a los hombres y hay que tratarlas con la condescendencia o paternalismo del que se cree superior. De una manera un poco más brutal es lo mismo que me espetó a mi un mastuerzo un buen día: muchos derechos y mucha liberación pero las mujeres nunca podréis mear de pie, lo cual llevaba implícito una jerarquización muy curiosa de la micción.
Pero es que lo verbalizado por Arias Cañete es una actitud que a la que se rasca un poco emerge por doquier. Las reivindicaciones feministas, los avances de las mujeres, los logros femeninos han ido siendo aceptados a regañadientes, de tapadillo, afirmando que qué bien pero con la boca chica; todo el mundo sabe que hay que ser igualitario, que hoy día no está bien visto mostrar posturas retrógradas, aquellas que abogaban porque el lugar de las mujeres estaba en el hogar.
Pero si tan de acuerdo está todo el mundo sobre lo deseable que es la igualdad entre hombres y mujeres y nadie quiere reconocerse machista ¿por qué sigue existiendo tanta desigualdad y tan extendida por todo el mundo? ¿por qué no se impulsan de verdad políticas internacionales contra la trata de personas, contra la prostitución, contra la ablación de clítoris, contra la lapidación, contra la exclusión de las niñas de la educación, contra los casamientos forzosos, contra la venta de mujeres, contra los delitos de honor? Si mediante campañas y persuasión fumar ha pasado de ser un signo de distinción a estar considerado un atentado a la salud además de un hábito a desterrar ¿por qué no se invierten los mismos esfuerzos en hacer impensable la violencia contra las mujeres, las agresiones, el acoso sexual, la violación, la brecha salarial y tantas y tantas desigualdades que seguimos tolerando en privado aunque nos desgañitemos denostándolas en público?
Pues porque sencillamente esos temas no interesan de verdad. Muchos golpecitos en la espalda pero a los gobiernos -y a gran parte de la ciudadanía – todo eso les trae sin cuidado, y como no son asuntos de verdadero interés ¿para qué vamos a gastar esfuerzo, tiempo y dinero en algo en lo que no creemos? No se afrontan estos graves problemas de las mujeres porque en el fondo el pensamiento de Arias Cañete está más que extendido: qué pesadas que son las mujeres con el tema del machismo y la igualdad… si ya tienen bastante… total, se pongan como se pongan nunca van a poder mear de pie.
Brutal y meridianamente claro!. Que pesadas somos……!!
Nosotras erre que erre… ya ves… ancianitas pero no nos moverán… ja, ja.