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Competencia por la sinrazón

Las elecciones en Castilla y León han puesto de relieve varias cosas que ya se veían venir pese a los cantos triunfalistas de todos los partidos, que siempre leen como éxitos lo que cualquier persona normal entendería como derrota: ha subido la extrema derecha y ha bajado la izquierda, hasta casi dejar en la irrelevancia al partido que quiso asaltar los cielos.

La deriva en la que se encuentran los antaño partidos de izquierda (PSOE, IU, Podemos) no es la única razón para esta desafección, pero es un indicador que podría explicar el desencanto de muchas personas, y entre ellas muchas mujeres, que han visto cómo se han menospreciado, ninguneado y minimizado las justas objeciones que se han puesto a las políticas impulsadas por el Gobierno. Especialmente sangrante es el abandono de la Agenda Feminista por parte del Ministerio de Igualdad en beneficio de cuestiones identitarias que nada tienen que ver con los problemas reales de la mayoría de las mujeres de este país. Léase el empeño en promocionar e introducir en el ordenamiento jurídico –pero también en el ámbito docente, médico, deportivo, cultural, etc. – el cuestionable concepto de “identidad de género”, o auto identificación de género, que ya se acepta como verdad revelada sin que haya ni fundamentos científicos ni teóricos suficientemente sólidos que lo avalen.

Este empecinamiento en redefinir la naturaleza humana –¿qué es ser mujer? ¿qué es ser hombre?– sin base empírica ni científica alguna, simplemente siguiendo los dictados de teorías esotéricas que se han abierto camino impulsadas por poderosos intereses económicos (léase industria fármaco-quirúrgica) ha llevado a muchas personas a la confusión, la incertidumbre y a un estado de estupefacción que en el momento de votar podría decantarse hacia aquellos partidos o propuestas que les parezcan más inteligibles, o hacia la abstención.

En esta carrera por introducir en las leyes y demás ámbitos sociales la indemostrada “identidad de género” (que la gente de la calle traduce como “quien soy yo para decirle a nadie lo que tiene que ser, que cada uno haga lo que quiera, que más me da”) la están disputando todos los países y, como no podía ser menos, en España todas las Comunidades Autónomas compiten por ser el “faro” que ilumine al mundo. Todas se han apurado a aprobar leyes que encumbran la ficción de que se puede cambiar de sexo y a sustituir esta realidad biológica objetiva por la entelequia subjetiva del género sentido. Leyes que nadie conoce y que se han aprobado sin debate social alguno.

Estas leyes autonómicas consagran este principio de “identidad de género” cuyo primer efecto es que elimina el sexo como realidad objetiva; en segundo lugar, difumina la desigualdad basada precisamente en el sexo y, en tercer lugar, instaura una ficción en la que todos debemos creer incluso en contra de lo que podemos ver con nuestros propios ojos: que un hombre es una mujer si se auto identifica como tal

En Cataluña, que ha transmutado del oasis que todo el mundo elogiaba en los 90 y 2000 a la ciénaga en que se ha convertido en la actualidad, se prepara también una ley trans, cómo no, para añadirse a la lista de despropósitos que ya han perpetrado otras 11 Comunidades que han recibido este precepto como por arte de magia o ciencia infusa (por si alguien no sabe lo que es: conjunto de conocimientos que se adquieren sin haberlos estudiado o aprendido, sobre todo por influjo divino).

La Consejera de Igualdad y Feminismos ha difundido una memoria preliminar para un anteproyecto de Ley integral del reconocimiento del derecho a la identidad y expresión de género donde se engloba bajo el paraguas trans* a transexuales, transgénero, cross-dressers ,(travestis en moderno) etc. Esto de etc. tiene su miga, a saber qué identidades se pueden incluir en unos puntos suspensivos. No hay la más mínima precisión de lo que es cada concepto y se mezcla deliberadamente orientación sexual con identidad o expresión de género. Considera la población trans* un colectivo del que no se tiene información estadística, pero del que se afirma sin rubor que “tienen unos índices de ocupación inferiores a la media”. Los datos se sustituyen por un acto de fe.

Pues bien, sigan preocupándose por los pronombres, por la autodeterminación de género y por los cross-dressers, porque uno tras otro todos los partidos que apoyen este fraude van a empezar a perder votantes, sobre todo mujeres que poco a poco se van dando cuenta de lo que significa este dislate. ¿Cuánto tiempo más vais a seguir alabando las riquezas del traje nuevo del emperador? El sueño de la razón puede crear monstruos, pero la sinrazón produce gilipollas.

1 thought on “Competencia por la sinrazón”

  1. Completamente de acuerdo con juana gallego una vez más. La situación de las mujeres mas bien su ciudadanía desde la aparición del.Estado siempre ha sido volátil es como.la tela de Penelope diempre empezando desde el principio. El PSOE lo primero q vende o cambia en un gobierno de coalición es las competencias en igualdad y luego traga lo q sea. El sueño del poder produce monstruosidades

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